Marjaliza vuelve mañana a la Audiencia Nacional tras haber relacionado a Granados con Villarejo en la Púnica
David Marjaliza quedó en libertad provisional en diciembre de 2015, tras pasar 14 meses en prisión, al pagar una fianza de 100.000 euros impuesta por el juez Eloy Velasco. Foto: EP

Marjaliza vuelve mañana a la Audiencia Nacional tras haber relacionado a Granados con Villarejo en la Púnica

En diciembre declaró que Granados contrató a Villarejo para tratar de ocultar que tenía una cuenta en Suiza con un millón y medio de euros
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24/4/2019 09:05
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Actualizado: 24/4/2019 09:15
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El constructor David Marjaliza, presunto cerebro de la trama Púnica de adjudicaciones irregulares, volverá mañana a la Audiencia Nacional para terminar la declaración que comenzó el 17 diciembre, en la que relacionó al exsecretario general del PP madrileño Francisco Granados con el excomisario José Manuel Villarejo.

En la anterior declaración respondió a las acusaciones. Mañana responderá a las defensas. Está citado a las 9.30.

Marjaliza dijo ante el juez Manuel García-Castellón que Granados había contratado a Villarejo para que utilizase sus contactos a fin de que la Fiscalía de Suiza accediese a ocultar la cuenta corriente donde guardaba más de un millón y medio de euros.

Fue una de las muchas declaraciones que ya ha prestado en la AN desde que colabora con la Fiscalía Anticorrupción, a la que ha entregado documentación en relación al pago de prebendas y comisiones a cambio de adjudicaciones en municipios madrileños.

Granados cumplió dos años y medio de prisión preventiva por el caso ‘Púnica’. Foto: EP

Según explicó a los periodistas a su salida del juzgado, los contactos con Villarejo habrían tenido lugar en 2014, pocos meses antes de que estallara la operación en la que tanto Granados como Marjaliza fueron detenidos y encarcelados por las presuntas actividades de la trama de corrupción Púnica en la Comunidad de Madrid.

«No sé las gestiones que hizo. Me lo presentó y tuvimos un par de reuniones con él y luego nos presentó a un abogado», señaló sobre Villarejo.

Contó que ese abogado era Ernesto Díaz Bastién, que llevó la defensa de Villarejo hasta el pasado septiembre y al que tanto Marjaliza como Granados habrían pagado por aquella gestión, no así al policía.

Fruto de aquellas reuniones «pusieron a dos abogados suizos» que «hicieron gestiones» en España, aunque «fueron negativas» porque la comisión rogatoria llegó y se acabó destapando la existencia de aquella cuenta.

Marjaliza también habló del exchófer del extesorero del PP Luis Bárcenas, Sergio Ríos, a quien la Audiencia Nacional investiga por haber trabajado como ‘confidente’ en una operación policial dirigida por Villarejo y costeada con dinero público para sustraer información del contable.

Según manifestó, él mismo le vendió a Ríos un piso en Valdemoro con un descuento de 3.000 euros porque Francisco Granados así se lo pidió y tanto su propio chófer como el de Bárcenas «eran amigos».

No sabe si esto ocurrió antes o después de otro dato que aportó al juez García-Castellón: que en torno a 2013, Granados le pidió que a través de su propio chófer localizase al conductor de Bárcenas porque «querían interceptar o hablaban de interceptar algún tipo de documentación».

«Me pidió que intentara localizar el teléfono a través de mi conductor. Yo hablé con mi conductor y le localizó y le dio el teléfono o lo que fuera. Iban a interceptar documentación que llevaba la mujer de Bárcenas a Soto del Real (la cárcel) pero no recuerdo más. Fue un comentario de 30 segundos», detalló.

EL SUPREMO CONFIRMÓ EN MARZO LA CONDENA DE DOS AÑOS A GRANADOS POR EL CHIVATAZO DE LA PÚNICA

El pasado marzo, el Supremo confirmó la condena de dos años de cárcel impuesta al exconsejero madrileño Francisco Granados por la Audiencia Nacional, por un delito agravado de aprovechamiento de secreto relacionado con el chivatazo que le dio un guardia civil sobre las investigaciones a las que estaba siendo sometido en la denominada ‘Operación Púnica’.

El soplo permitió a Granados ocultar un millón de euros en el altillo de la vivienda de sus suegros, como luego se comprobó en los registros judiciales.

La sentencia la firman los magistrados Pablo Llarena Conde; Vicente Magro Servet; Susana Polo García; Eduardo de Porres Ortiz de Urbina; y Miguel Colmenero Menéndez de Luarca, que fue el ponente.

El agente que dio el aviso, José Manuel Talamino, fue condenado a dos años de cárcel, y José Luis Caro Vinagre, guardia civil en excendecia, a año y medio de prisión y a cuatro de inhabilitación especial para cargo o empleo público.

Estos dos condenados no recurrieron el fallo en casación.

Los hechos se remontan a septiembre de 2014. Dentro de la investigación por delitos de corrupción de la ‘operación Púnica’, el agente José Manuel Rodríguez Talamino recibió la orden de colocar en la localidad madrileña de Pinto una cámara oculta en la puerta de las oficinas de otro de los investigados, David Marjaliza.

La noche del 5 de septiembre, durante las fiestas de Valdemoro, el agente alertó a Granados  de que la UCO estaba actuando en Pinto y que vigilaba la sede de Éboli, donde se encontraba el despacho de Marjaliza.

Granados comunicó a su amigo Marjaliza la investigación de la que estaba siendo objeto por el pago de comisiones irregulares, una versión que el propio empresario defendió en calidad de testigo durante la vista oral.

Dijo que su exsocio le mandó quemar “en un día de niebla” todos los documentos que él guardaba en sus oficinas del edificio Éboli de Pinto. Entre estos documentos citó una libreta con pagos en negro a cargos políticos regionales.

El tribunal de la Sala de lo Penal del Supremo ratificó la condena de la AN al entender que esta revelación originó un grave daño a la investigación policial, permitiendo a Granados tomar ciertas cautelas, entre ellas la de ocultar ese millón de euros.

El tribunal señaló que la utilización de la información recibida se tradujo directamente en un “beneficio económico” para Granados y Marjaliza, “mediante la ocultación del dinero que poseían en metálico y su inicial sustracción a la investigación concreta y avanzada a la que supieron que estaban siendo sometidos”.

Relató que Granados, además de pedir a Marjaliza que destruyera la documentación que lo relacionaba con sus negocios, escondió el dinero que poseía en metálico (casi un millón de euros) en casa de sus suegros; y que Marjaliza, por su parte, ocultó el que guardaba en metálico en su caja fuerte y lo llevó a una caja de seguridad de una entidad bancaria.

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