Belén García, abogada, secretaria general del Sindicato de Abogados y madre de 3 hijos: “conciliar es difícil”
Belén García es una mujer todoterreno. Es secretaria general del Sindicato de Abogados Venia, el primero de la historia de España. Al mismo tiempo, trabaja en el turno de oficio y tiene su propio despacho, Hogarlex, "especializado en todos los asuntos que rodean el día a día de los hogares". Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Belén García, abogada, secretaria general del Sindicato de Abogados y madre de 3 hijos: “conciliar es difícil”

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30/10/2022 01:00
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Actualizado: 30/10/2022 00:31
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Belén García es una mujer todoterreno. Es secretaria general del Sindicato de Abogados Venia, el primero de la historia de España para abogados. Al mismo tiempo, ejerce la abogacía desde su despacho –Hogarlex–, «especializado en todos los asuntos que rodean el día a día de los hogares», explica, y trabaja para el turno de oficio.

También trabaja para Avialex, un despacho que presta servicios a compañías aéreas.

Y, además, tiene tres hijos de 10, 12 y 14 años. Compagina como puede su vida laboral y personal, aunque haciendo muchos sacrificios. Se ha llegado a acostar a las 02:00 de la madrugada, durmiendo cinco horas solo. Porque a las 7 de la mañana hay que preparar a sus hijos para llevarlos al colegio. A veces, descansar tan poco, le ha provocado dolores en la espalda.

Belén García ha renunciado a su tiempo de ocio, a pasar tiempo con su marido y a montar su despacho hace 15 años. Ahora ha comenzado a desarrollar muchos proyectos gracias a que sus hijos comienzan a ser más mayores.

Los tres hijos de Belén García en una foto tomada en Zaragoza, ante la Basílica de El Pilar de Zaragoza.

Ha elegido encargarse de sus hijos de forma personal para poder disfrutar de ellos, aunque ha reconocido que ha llegado a tener situaciones críticas en las que sí que ha necesitado contratar a una persona para que le eche una mano. Pues le gusta poder comer y cenar con ellos para que le cuenten qué tal les ha ido el día en el colegio.

Su marido pasa mucho tiempo fuera de casa, incluso meses. «Es piloto de avión comercial en una línea aérea en África y, por ejemplo, durante la pandemia, estuvo siete meses fuera. Cuando está en casa todo es más fácil. Pero como la situación ha mejorado, los últimos dos meses sólo ha pasado una semana al mes fuera», cuenta.

Cuando su marido no está, su vida es un «no parar»

Cuando él no está, su vida es un no parar. Ella se levanta, despierta a sus hijos y les prepara el desayuno. Luego los lleva al colegio y de ahí, pone rumbo a los juzgados o a preparar demandas y escritos. Mientras tranto, atiende todas las llamadas que le entran en su teléfono. móvil.

Este año está más desahogada a la hora del almuerzo porque se quedan a comer en el colegio, pero en cursos anteriores esto no ha sido así. Por lo que iba a recoger a los niños al colegio, les preparaba la comida y les volvía a llevar al centro escolar. Por la tarde asisten a actividades extraescolares.

En los trayectos al colegio aprovecha para realizar llamadas, tomar notas y «ordenar su mente» para poder saber qué gestiones tiene que hacer durante el día. Y, a la carrera, aprovecha aunque sea unos minutos para poder hacer la compra en el supermercado.

«Y este es el día a día de muchas madres abogadas, tengo compañeras que están igual que yo, que van corriendo a todos los sitios, entre nosotras intentamos ayudarnos».

Se ayudan entre abogadas que se encuentran en la misma situación

¿Y cómo se ayudan? Pues bien, tienen diversos grupos de WhatsApp en los que han formado una relación familiar y, entre ellas, se hacen favores a la hora de asistir, por ejemplo, a declaraciones. «Si una no puede, va otra».

Conciliar en la abogacía es muy difícil porque, al fin y al cabo, no se le puede exigir a la Administración que se adapte a unos horarios y a la vida de las personas.

Pero sí cree que es importante la conciliación en los juzgados, «no en términos generales,» porque “falta mucho por avanzar en la sociedad para que comprendan y se pongan en el lugar de las personas. Es un asunto que debería ser un tema de Estado”.

Porque “estamos educando a los hijos del futuro, a los que van a formar la sociedad. Si son niños que no son educados en sociedad, siempre van a tener carencias. Estamos aportando de forma individual algo que deberíamos contar con el Estado».

Y aunque cree que sí es completamente necesario que el letrado asista de forma presencial a juicios en los que se va a determinar si una persona entra en prisión o no por el lenguaje no verbal, para otros casos no.

«Si se va a tomar declaración a una persona y se sabe de antemano que se va a acoger a su derecho a no declarar, no tiene sentido que todos sea trasladen al juzgado porque no va a haber sorpresas».

Si los hijos enferman

Al igual que cuando los hijos enferman. A veces puede dejarlos con familiares porque viven cerca, pero en otras ocasiones no es posible, por lo que cree que el juzgado «debería de tener la decencia de aplazar» puesto que ha estado en juicios en los que, en ocasiones, se han cancelado porque el juez no ha podido asistir.

Pero cuando peor lo pasó fue cuando falleció su padre porque tuvo que vivir dos situaciones desagradables.

En la primera, días previos al fallecimiento, tenía prevista una toma de ADN en el juzgado. Se pusieron en contacto con ella para decirle que no había asistido. Explicó su situación y decidieron suspenderlo, algo que agradeció.

Pero a la semana siguiente se volvió a citar la prueba y, tras esperar una hora a la policía, le dijo a la funcionaria que no podía esperar más, a lo que le respondió: «también se suspendió el otro día porque usted no vino».

La segunda situación desagradable fue que ese día del fallecimiento de su progenitor. Tuvo que estar trabajando hasta las dos de la madrugada porque tenía que presentar un recurso que le vencía. «No existen las suspensiones de plazo».

«Lo lógico sería que se pudiese suspender el plazo presentando, por ejemplo, el certificado de defunción, para poder entregarlo más tarde. Sólo queremos tener el permiso que cualquier persona tiene ante el fallecimiento de un padre o una madre».

«No es ninguna locura, es el derecho a tener un duelo, estar con la familia y organizar el funeral», afirma Belén García.

Precisamente para corregir estas situaciones es por lo que creó el Sindicato de Abogados.

«Por esto y por muchas más cosas muy importantes. Queremos corregir ese estado de cosas. Pero sobre todo, queremos recuperar la dignidad de la abogacía. Y eso lleva tiempo. Soy consciente de que es el precio que tengo que pagar por un estado de cosas más justo en la profesión», concluye.

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