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Opinión | «La Guerra de Charlie Wilson» en Afganistán: Una decisión cuyas consecuencias aún sacuden la geopolítica actual

Opinión | «La Guerra de Charlie Wilson» en Afganistán: Una decisión cuyas consecuencias aún sacuden la geopolítica actual
En la imagen los tres protagonistas de "La guerra de Charlie Wilson", Tom Hawn, como el congresista Charlie Wilson; Philip Seymour Hoffman, como el agente de la CIA, Gust Avrakotos y Julia Roberts dando vida a la millonaria texana Joanne Herring.
26/5/2024 06:35
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Actualizado: 28/5/2024 13:20
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«La Guerra de Charlie Wilson» es un filme que aborda una de las operaciones encubiertas más significativas y polémicas en la historia de Estados Unidos: la «Operación Ciclón«, desarrollada en Afganistán, bajo las Administraciones de los presidentes Jimmy Carter y Ronald Reagan.

Dirigida por Mike Nichols (Primary Colors) y escrita por Aaron Sorkin (El ala oeste de la Casa Blanca), la película se sitúa en los últimos años de la década de 1980, durante la Guerra Fría.

Ofrece una mirada crítica (con momentos de drama, humor e ironía) sobre los entresijos de la intervención en Afganistán, destacando la complejidad de las intervenciones exteriores y sus duraderos efectos en la estabilidad mundial.

El carismático congresista Charlie Wilson, interpretado magistralmente por Tom Hanks, no tenía ninguna relación directa con Afganistán. Representaba al 2º distrito de Texas en el Capitolio., donde era más conocido por su desenfrenada vida personal y su gran afición al whisky que por su actuación política.

Se había rodeado de un enjambre de espectaculares secretarias a las que llamaba, cómo no, «Los ángeles de Charlie». El escándalo parecía seguirle allá donde iba, pero su innata afabilidad y su propensión a “conceder favores”, como el mismo dice “puedo votar “sí”, muy a menudo”,  impedía que los daños fueran a más.

Tom Hanks en su papel del congresista del 2º distrito de Texas, Charlie Wilson, impulsor de la mayor operación encubierta de los Estados Unidos.

El papel de Wilson en Afganistán

Sin embargo, Charlie Wilson ocupaba un lugar destacado en el Congreso de los Estados Unidos como miembro del Subcomité de Asignaciones de la Cámara de Representantes para la Defensa, (responsable de la financiación de las operaciones de la CIA, el servicio de inteligencia exterior).

Por ello, su puntual amante y valedora, la multimillonaria texana y ferviente anticomunista Joanne Herring (Julia Roberts), le invita a la proyección de una película y le convence para conocer el drama de un Afganistán dominado por los soviéticos, lo que habría provocado una huida de cientos de miles de refugiados al vecino Pakistán. 

Joanne Herring: [Mientras cierra la puerta de su dormitorio y prepara unos martinis] Si no me equivoco, lo que sería inusual en mí, estás en la intersección entre el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA. Os veis en una sala insonorizada, en el Capitolio.

El presupuesto que manejáis es secreto e ilimitado (fondos reservados) para las tres agencias necesarias para organizar una guerra encubierta ¿No es verdad?

Charlie Wilson: También tengo asientos en el Centro Kennedy.

Joanne Herring: ¿No es la razón por la que pudiste doblar los fondos reservados de la CIA para actuar en Afganistán con solo decirlo?

Charlie Wilson: ¿Por qué solo me haces preguntas de las que ya conoces las respuestas?.

Joanne Herring: ¿Por qué el Congreso dice una cosa y luego no hace nada?

Charlie Wilson: Para seguir la tradición…

Un poco más tarde, en otra escena posterior, ella le pregunta “¿por qué la CIA está librando una guerra falsa en Afganistán?”. Y le argumenta porqué opina así:

Joanne Herring: Si fuera una guerra de verdad se habría hecho público un documento que hablara de la amenaza comunista como se hizo en El Salvador. Si fuera una guerra de verdad habría una comisión nacional bipartita sobre Afganistán encabezada por Henry Kissinger, como hicieron en Centroamérica.

Si fuera una guerra de verdad, el Congreso habría autorizado 24 millones de dólares para operaciones encubiertas como hicisteis en Nicaragua…. Eso, si fuera una guerra de verdad.

Charlie Wilson: Quizás seas la mujer más sexy de todos los tiempos [Le dice él desde la bañera jugando con un patito]. Hablo en serio…. Eres Helena de Troya.

Joan le conmina: “libra esa guerra y gánala. Todo lo que puedas imaginar está en juego. Incluida tu hombría”.

Una soberbia Julia Roberts, interpretando a la multimillonaria «lobista» texana y ferviente anticomunista Joanne Herring, firme defensora del pueblo afgano.

Es ella, “a la que él debe su escaño”, quien le consigue una entrevista con su amigo, el presidente de Pakistán, Muhammad Zia-ul-Haq, quien organiza a Wilson un viaje a los campos de refugiados.

Y allí, descubre los horrores de la guerra.

Wilson quedó tan impresionado que decidió tomar partido para que afganos lograsen “derribar los helicópteros. Si les ayudamos a derribar esos malditos  helicópteros la cosa se inclinará hacia nuestro lado”.

Para ello, contó con el apoyo  de Gust Avrakotos, (genialmente interpretado por el fallecido Philip Seymour Hoffman), un malhumorado veterano agente de la CIA, frustrado por la burocracia de la agencia, quien se convirtió en su mano derecha.

El compromiso de Wilson con la causa afgana es el eje fundamental para la canalización de fondos y armas hacia los muyahidines, en un esfuerzo por combatir el comunismo y, más específicamente, contener la expansión soviética.

Wilson, como hábil congresista, consiguió granjearse el apoyo de sus compañeros del Subcomité de Asignaciones de la Cámara de Representantes para la Defensa, quienes, en su mayoría, desconocían la realidad de aquella zona del mundo.

No sin cierto esfuerzo, y teniendo que recurrir, en más de una ocasión, a los contactos de su amiga Joanne Herring, toda una “lobista”, y católica convencida, para hacer cambiar de opinión al conservador presidente de la Subcomisión, Doc Long (Ned Betty), para que viajase con ellos a Afganistán y se comprometiera a incrementar los fondo para armas y entrenamiento.

Igualmente, tuvo que “negociar” su voto y apoyar todo tipo de propuestas de los congresistas para que estos votasen sus continuos incrementos de presupuesto para Afganistán.

el presidente Zia-ul-Haq, de Pakistán, conoce de primera mano los detalles de la futura «Operación Ciclón» por parte del congresista Charlie Wilson.

La mayor operación encubierta

Wilson consiguió articular la mayor operación encubierta de la historia, la «Operación Ciclón«, financiada a partes iguales por su país, con 500 millones de dólares, y por Arabia Saudita, con otros 500 millones.

La operación, que se inició con 5 millones de dólares, también contó con la colaboración de Egipto e Israel, enemigos acérrimos públicos [Pero cuyos intereses comunes logra conjugar con técnicas, poco ejemplares, como invitarles a una reunión privada con una “bailarina” de la danza del vientre].

Todos ellos eran necesarios, porque el equipamiento que se facilitarse debía ser de origen soviético (no se podía mandar material directamente, no era un intervención militar) y tenía que hacerse llegar a través de un quinto aliado: Pakistán. Una disparatada carambola política que salió bien.

Como suele ocurrir, lo que más les preocupa a los dirigentes de los países en liza son las apariencias, que no se haga público que negocian juntos. Así se lo expresa claramente el presidente Zia-ul-Haq, de Pakistán, en una convención organizada en Houston por Joan.

Presidente Zia-ul-Haq: ¿Quieres que haga negocios con los israelíes?

Charlie Wilson: Solo para este propósito. Sí, señor presidente. El mayor arsenal de armas de fabricación soviéticas que hay en manos amigas esté en Israel.

Presidente Zia-ul-Haq: Eso ya lo sé. Quiero la seguridad de que el acuerdo permanecerá en secreto. Pakistán e Israel tienen que aparecer como enemigos ante la opinión pública.

Charlie Wilson: Sí, no creo que eso sea muy difícil.

Presidente Zia-ul-Haq: ¿Tiene usted autoridad para hacer esto?

Charlie Wilson: No, ninguna. Es más, estoy a punto de violar la Ley Logan [multa o condena con prisión a los ciudadanos norteamericanos que tengan relación con cualquier gobierno extranjero, con intención influir en las disputas con EEUU].

Presidente Zia-ul-Haq: Desconozco esa ley, pero Charly… ¡Cómo vea una sola puta estrella de David en una caja…!

Charlie Wilson: No la verá. Se lo prometo.

El congresista estadounidense Charlie Wilson vestido al estilo afgano, celebrando la victoria que supusieron los Acuerdos suscritos.

Wilson, una figura clave en el curso de la guerra de Afganistán

Con todo el material facilitado, especialmente gracias a los misiles “Milan” (Misil Ligero Antitanque de Infantería) y “Stingers” (misiles tierra-aire portátiles diseñados para ser lanzados desde el hombro), los afganos empezaron a derribar los helicópteros que devastaban las ciudades y revirtieron el curso de la guerra y la salida de las tropas soviéticas del país.

Algo que se aprecia en las distintas imágenes de archivo que se van intercalando en la película y que reflejan las conquistas logradas por los afganos (aniquilación de tanques y derribos de helicópteros), que van enumerando en cifras en distintas escenas de la película, desde la primavera de 1986 hasta la primavera de 1988).

El 14 de abril de 1988 se firmaron los Acuerdos de Ginebra sobre el arreglo de la situación relativa a la República Democrática de Afganistán que suscribieron Afganistán y Pakistán con los Estados Unidos y la URSS como garantes.

En los mismos se especificaban disposiciones para el calendario de la retirada de tropas de Afganistán, que se inició el 15 de mayo de 1988 y que llegó a su fin el 15 de febrero de 1989.

La firma de aquellos Acuerdos no supusieron, sin embargo, el final de la guerra. Los talibanes no tomaron parte en ellos.

La guerra civil continuó. El régimen comunista local, cuyo líder era Mohammad Najbullah, siguió en el poder hasta 1992.

Ese año, los talibanes tomaron Kabul.

Las decisiones geopolíticas, incluso las bienintencionadas, tienen repercusiones

«La Guerra de Charlie Wilson» destaca los riesgos inherentes a las decisiones geopolíticas impulsivas y proporciona una visión esencial sobre los retos continuos en la política global.

Al retratar a personajes complejos y defectuosos que manipulan el sistema para sus fines, nos invita a la reflexión sobre cómo las decisiones políticas son a menudo el resultado de motivaciones personales y agendas ocultas, más que de un análisis detenido de las implicaciones a largo plazo.

Charlie Wilson y Gust Avrakotos, conversan sobre las medidas que habrá que adoptar en Afganistán tras la salida de los soviéticos: darles recursos e infraestructuras a la población civil.

O como resume de forma magistral Aaron Sorkin, en una de las últimas escenas de la película entre Gus y Charlie, recurriendo a la moraleja del maestro Zen y un chaval.

Gust Avrakotos: Al cumplir los 14 años, a joven le regalaron un caballo y todos los de la aldea dijeron: “Qué maravilla, el muchacho tiene un caballo”. Y el maestro Zen dijo: “Ya se verá”.

Dos años después de rompió la pierna al caer del caballo. Y Todos los de la aldea dijeron: «Qué terrible». Y el maestro Zen dijo: “Ya se verá”.

Entonces estalló la guerra y todos los jóvenes fueron al frente menos el chaval, porque tenía la pierna destrozada. Y toda la aldea dijo: “Qué maravilla”.

Charlie Wilson: Y el maestro Zen dijo “Ya se verá”.

Gust Avrakotos: Lo has cogido…

Charlie Wilson: No lo he cogido Gus, soy un imbécil.

 Gust Avrakotos: No eres un imbécil, solo congresista.

Charlie Wilson: Hay que enviar dinero.

Gust Avrakotos: Primero las carreteras, luego las escuelas, las fábricas….

Charlie Wilson: Esto es una fiesta…

Gust Avrakotos: Reponer sus rebaños, darles empleo….

Charlie Wilson: Ya lo he propuesto. Lo intento…

Gust Avrakotos: Pues, inténtalo más.

Charlie Wilson: Me peleo por cada dólar. [ya, ya]. Conseguí pasar de 5 millones a 1.000 millones. Abrí el camino para los “Stingers” y los “Milan”. Logré que un Congreso demócrata respaldara a un presidente Republicano….

Gust Avrakotos: No es suficiente, te voy a dar un informe del NIE que dice que los fanáticos están llegando a raudales a Kandahar, como si fuera el desagüe de un váter [Y le entrega unos documentos].

Charlie Wilson: Joder, Gus. Tú deprimirías a una novia el día de su boda.

Gust Avrakotos: Haz caso de lo que te digo.

Por supuesto, Charlie Wilson no consiguió más dinero para escuelas o carreteras, sus compañeros congresistas, entendían que “la guerra ya estaba terminada”.

A veces la historia nos muestra verdades irrefutables que somos incapaces de interpretar.

La terrible profecía de la película

A pesar de que la operación se consideró un éxito táctico en el teatro global paradójicamente, también provocó el nacimiento del terrorismo fundamentalista islámico que desembocaría, entre otros hechos, en el mayor ataque exterior sufrido por Estados Unidos, los terribles atentados del 11 de septiembre de 2001, con cerca de 3.000 víctimas mortales.

«La guerra de Charlie Wilson», no los aborda explícitamente, pero sí termina con una cita del congresista, en referencia a ellos y a la cortedad de miras de sus compañeros congresistas.

Si le hubieran hecho caso, quizá la historia habría sido distinta.

Nunca se sabrá.

«Estas cosas sucedieron [en referencia a la derrota de la URSS en Afganistán]. Fueron gloriosas y cambiaron el mundo… Y luego, al final, jodimos el juego».

Sin duda una cita premonitoria de Charlie Wilson.

El film subraya la importancia de comprender la historia reciente para apreciar los conflictos actuales. Nos muestra cómo decisiones políticas aparentemente remotas tienen ecos duraderos.

Un mensaje que resuena con tintes dramáticos recientes, como la caótica retirada de Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN de Afganistán en 2021.

Estas fuerzas habían estado presentes en el país desde octubre de 2001, participando en lo que se llamó inicialmente «Operación Libertad Duradera«, lanzada en respuesta a los ataques del 11 de septiembre con el objetivo de desmantelar el régimen talibán.

Dicha retirada de tropas aliadas sumió a Afganistán en una nueva “etapa de terror”, bajo el control del resurgido régimen talibán.

Por todo ello, «La Guerra de Charlie Wilson» sigue siendo una obra vital para entender la complejidad de la política internacional y las interminables reverberaciones de las políticas pasadas.

Charlie Wilson murió el 9 de febrero de 2010.

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