La Corte de Apelaciones de París tiene jurisdicción sobre el arbitraje de Sulu porque Gonzalo Stampa —posteriormente condenado en España— trasladó la sede del arbitraje de Madrid a la capital francesa antes de emitir el controvertido laudo por 14.920 millones de dólares. Foto: Diego Delso.
La Corte de Apelaciones de París podría poner punto final al caso de los herederos del sultán de Sulu este lunes
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06/7/2025 05:36
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Actualizado: 06/7/2025 01:40
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Este lunes 7 de julio, la Corte de Apelaciones de París podría poner punto final a uno de los arbitrajes más insólitos y polémicos de los últimos años: la reclamación por 14.920 millones de dólares impulsada por un grupo de ciudadanos filipinos que se presentan como herederos del último Sultán de Sulu, figura histórica del sudeste asiático.
El tribunal francés debe decidir si anula o no el laudo dictado en 2022 por el árbitro español Gonzalo Stampa, cuya autoridad ya fue previamente rechazada por la justicia de España (aunque queda que se pronuncie el Tribunal Supremo español), Francia y otros países europeos.
Aun así, el fallo arbitral sigue técnicamente vigente, y los demandantes han intentado hacerlo cumplir en distintos tribunales internacionales.
La decisión de este lunes es clave: si Francia anula formalmente el laudo, su valor legal desaparecería, lo que debilitaría por completo los intentos de ejecutar la decisión en otros países. Para Malasia, que ha combatido el caso desde el inicio, sería una victoria definitiva. Para los demandantes, el fin de una estrategia que ha costado millones.
Un caso heredado del siglo XIX
La historia detrás del caso es tan compleja como inusual. A fines del siglo XIX, el sultanato de Sulu —entonces una entidad islámica en lo que hoy es parte del sur de Filipinas— firmó un acuerdo de arrendamiento con una empresa británica sobre el territorio de Sabah, en la isla de Borneo. Hoy, Sabah forma parte de Malasia.
Basándose en ese antiguo acuerdo, un grupo de descendientes del sultán llevó el caso a arbitraje internacional, reclamando miles de millones en supuestos pagos impagos. La cifra, que equivale a más del 5% del PIB malasio, generó alarma en Kuala Lumpur, que ha calificado el proceso como un intento de extorsión jurídica.
La justicia europea ha cerrado puertas, pero falta París
Los demandantes han enfrentado reveses en España, donde Stampa fue condenado por por un delito de desobediencia grave a la autoridad judicial, y en países como Países Bajos y Luxemburgo, donde sus intentos de ejecución fueron bloqueados por “defectos de procedimiento” y falta de legitimidad.
Sin embargo, ninguno de esos fallos abordó de forma concluyente la validez del laudo en sí. Esa es precisamente la cuestión que resolverá este lunes la corte francesa. De anularse, el laudo perdería sustento legal en buena parte del mundo occidental.
Si no se anula por completo, los herederos podrían seguir litigando, país por país, con nuevas demandas.
¿Y si buscan justicia fuera de Europa?
Ante la cerradura de puertas en el viejo continente, los abogados del grupo —liderados por el británico Paul Cohen— han sugerido que podrían explorar otras jurisdicciones, incluyendo países de África, América Latina o Asia, donde los tribunales podrían ser más receptivos.
Pero esta estrategia enfrenta obstáculos. Para ejecutar el laudo, se necesita encontrar activos del Estado malasio en esos países. Además, no todos los tribunales están dispuestos a involucrarse en disputas con trasfondo colonial y de alto voltaje diplomático.
La compra del fondo de ligitios Therium por Fortress cambia las cosas
Los demandantes no han financiado el caso por sí solos. Su batalla legal fue pagada por Therium Capital Management, una firma británica especializada en financiar litigios a cambio de una parte del eventual premio.
Se estima que la inversión fue de al menos 20 millones de dólares.
Sin embargo, Therium fue adquirida por Fortress Investment Group, una firma estadounidense que, según analistas, no tiene intención de seguir apoyando el caso. Sin dinero, los demandantes podrían quedarse sin capacidad para seguir peleando en tribunales lejanos y costosos.
Un caso que trasciende lo jurídico
Más allá del desenlace, el caso del sultán de Sulu se ha convertido en una advertencia global sobre los límites del arbitraje internacional, especialmente cuando involucra a Estados soberanos, intereses económicos privados y reclamos históricos.
Para Malasia, una anulación del laudo en París sería una clara victoria legal y diplomática. Para los herederos, significaría el posible final de una aventura judicial que comenzó con documentos del siglo XIX y terminó enfrentando a un pequeño grupo de ciudadanos con un Estado moderno.
El fallo de mañana no solo resolverá una disputa, sino que podría cambiar la forma en que se manejan futuros conflictos entre historia, derecho internacional y financiamiento legal.
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