Un paciente borracho agrede a dos técnicos sanitarios en Magaluf (Calviá)
8 de cada 10 profesionales sanitarios han sufrido alguna agresión física o verbal en los últimos 5 años, según un reciente estudio de CSIF.

Un paciente borracho agrede a dos técnicos sanitarios en Magaluf (Calviá)

A uno de ellos le agredió en el cuello y al otro le dio una patada en el pecho
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29/7/2019 11:50
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Actualizado: 29/7/2019 11:50
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Un individuo de nacionalidad francesa ha agredido a dos técnicos sanitarios que le estaban antendiendo durante una intervención en Magaluf (Calviá).

Según ha informado la Consejería de Salud y Consumo, los hechos tuvieron lugar en la madrugada del pasado sábado, cuando dos profesionales atendieron a este sujeto por una posible intoxicación etílica.

Indica que durante el traslado en ambulancia, comenzó a vomitar y cuando uno de los técnicos se acercó para asistirle, éste le agredió en el cuello.

El otro técnico intervino para detener la agresión y el paciente le dio una patada en el pecho.

Los dos profesionales solicitaron ayuda al Centro Coordinador y la Guardia Civil detuvo a este individuo.

Como consecuencia de la agresión uno de los técnicos está de baja.

Los dos trabajadores presentarán una denuncia contra el agresor y el gobierno autonómico se personará como acusación particular mediante la Abogacía de la comunidad.

El Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) y el Servicio de Salud (IB-Salud) han condenado «enérgicamente» esta agresión. Consideran «inadmisible» que se agreda a las personas que ayudan.

El IB-Salud ha activado el protocolo para estos casos, que prevé asistencia sanitaria y apoyo jurídico y psicológico a los profesionales involucrados.

El IB-Salud ha señalado que las agresiones a profesionales sanitarios de pacientes que han consumido alcohol de forma abusiva son cada vez «más frecuentes».

Considera que el consumo abusivo de alcohol es un problema que se debe abordar desde una perspectiva «transversal», al entender que afecta a la sociedad en su conjunto.

Desde la reforma del Código penal de marzo de 2015, el personal del sistema sanitario público, en el ejercicio de su actividad, es considerado una autoridad pública, por lo que se agravan las penas en caso de agresión, hasta cuatro años de cárcel.

A principios de julio también fue sonado que en Alicante, un joven de 32 años dio patadas y puñetazos a un celador que le recriminó que fumara dentro del hospital.

Estos hechos se produjeron el 3 de julio, y cinco días después fue detenido, acusado de un presunto delito de atentado a funcionario público. 

Es español y en su historial constan hasta 74 arrestos.

EL INTERLOCUTOR POLICIAL SANITARIO

La Policía Nacional creó en julio de 2017 la figura del interlocutor policial sanitario, que se encarga de coordinar, cooperar, desarrollar y ejecutar las actuaciones relacionadas con cualquier manifestación de violencia o intimidación a personal sanitario.

Fue creada «para poner freno a las agresiones a nivel nacional, y garantiza una atención personalizada a los profesionales sanitarios que sufran violencia o amenazas».

El interlocutor policial mantiene continuas reuniones con el sector sanitario para establecer una comunicación más fluida y adoptar las medidas de seguridad para disminuir el riesgo.

Ofrece asesoramiento a los centros que lo soliciten para prevenir agresiones y formar a los propios sanitarios con medidas de autoprotección.

A nivel territorial, otros 60 agentes desarrollan esta función en las principales ciudades de toda la geografía nacional.

Desde su creación, se ha realizado un censo de centros hospitalarios que han sido catalogados según su nivel de riesgo; información que se actualiza cada seis meses y permite conocer el catálogo de medidas preventivas que posee cada instalación para poder adoptar las medidas específicas oportunas.

El pasado marzo, la Policía Nacional presentó su primer informe con los datos estadísticos de las agresiones producidas: En 2018 se denunciaron 298 agresiones a profesionales sanitarios que ocasionaron 322 víctimas, de las cuales el 50% eran médicos y el otro 50% enfermeros, y el 54,96%, mujeres.

EL 70% DE LAS AGRESIONES SON DE TIPO VERBAL (AMENAZAS, INSULTOS Y VEJACIONES) Y EL 10% FÍSICAS ESTUDIO DE CSIF

Según un estudio presentado este mes por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), 8 de cada 10 profesionales sanitarios, la mayoría mujeres, aseguran haber sido víctimas de agresiones físicas o verbales en los últimos cinco años en su puesto de trabajo, aunque solo la mitad de ellos lo ha denunciado.

Arroja que el 70,3% de las agresiones han sido de tipo verbal (amenazas, insultos y vejaciones) y un 10,6% físicas.

Este estudio está basado en un sondeo a 5.127 trabajadores de todo el país (enfermeros, médicos, auxiliares de enfermería, personal administrativo, técnicos de emergencias y de gestión y servicios).

«Las cifras confirman la gravedad de la situación, ya que casi un 20% de los trabajadores denuncian que no hay ninguna medida de seguridad en su centro de trabajo para combatir este tipo de situaciones, que marcan su día a día», destacó CSIF en la presentación del informe.

Reveló que hasta un 12% que sufrieron agresiones precisaron de apoyo psicológico, un 7% tuvo que acogerse a una baja laboral, y un 5% sufrió lesiones físicas.

CSIF reclama reforzar la seguridad en todos los centros sanitarios: protocolos contra agresiones, mayor presencia policial, cámaras de vigilancia, botones del pánico, actuaciones de prevención y medidas de autoprotección para los trabajadores.

También pide crear una ficha nacional de comunicación de agresiones, que incluya las medidas posteriores a la agresión como la denuncia, la baja laboral y el apoyo psicológico; y garantizar el acompañamiento al profesional durante la denuncia y el proceso judicial, así como el apoyo psicológico a las profesionales víctimas de agresiones.

Destaca la importancia de la aplicación de medidas organizativas ante la «escasez» de tiempo en consulta y la sobrecarga asistencial, «ya que son las principales causas de las agresiones».

Pide endurecer las sanciones ante la reincidencia de agresiones de usuarios y pacientes; y mejorar la formación de los profesionales para desarrollar habilidades comunicativas y sociales para prevenir y afrontar situaciones de hostilidad.

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