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¿Qué fue del Primer Congreso de la Abogacía Independiente?

¿Qué fue del Primer Congreso de la Abogacía Independiente?
León Fernando del Canto, abogado, ejerce como barrister en Londres y es el autor de “Abogacía Crítica. Manifiesto en tiempo de crisis” (Aranzadi, 2020). Twitter: @leonfdelcanto
01/11/2020 06:50
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Actualizado: 01/11/2020 02:36
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Nos acercamos al primer aniversario del I Congreso de la Abogacía Independiente y sus participantes se preguntan: ¿qué ha pasado desde entonces?

En el Congreso de la Abogacía Independiente celebrado en Córdoba los días 29 y 30 de noviembre del año 2019, organizado por la Red de Abogadas y Abogados Independientes, se dieron cita cientos de abogados y abogadas.

Nos dimos cuenta de que aunque eramos independientes, no estábamos solos.

A lo mejor no todo el mundo sabía a qué iba, o incluso que es lo que querían, pero nadie dudaba que dicho Congreso ponía en el mapa por primera vez la existencia de la Abogacía Independiente como colectivo.

Así, sabíamos muy bien que en el universo de 251.827 profesionales de la abogacía española representamos posiblemente el 90%, y eso no es poco.

También sabíamos que en España, al igual que en Inglaterra y EE.UU., la abogacía independiente además de ser la profesión jurídica más numerosa iba a seguir recibiendo muy poca atención.

Pero sobre todo sabíamos que la abogacía independiente es una realidad. Una realidad que a lo mejor no tenía nombre hasta que el I Congreso de la Abogacía Independiente se lo puso.

¿QUÉ ES LA ABOGACÍA INDEPENDIENTE?

Definir la Abogacía Independiente no es fácil por la disparidad de modelos profesionales existentes –un tema que he tratado recurrentemente en esta columna y en mi libro “Abogacía Crítica: manifiesto en tiempo de crisis” (Aranzadi, 2020)

La Abogacía Independiente se ejerce tanto individual, como colectivamente, dentro y fuera de sala. Desde el modelo “solo”, o individual, a los modelos colectivos, quienes asistimos al I Congreso de la Abogacía Independiente nos sabíamos parte de un colectivo que aunque mayoritario no era hegemónico, y lo peor de todo: no tenía voz.

Un colectivo que no aceptaba la idea de bufete que los grandes despachos y su ejército de voceros corporativos quieren transmitir.

Un colectivo, que pagando religiosamente las cuotas colegiales no se sentía tampoco representada ni por la actual estructura de colegios y mucho menos por el Consejo General de Abogacía Española.

A pesar de las dificultades de definir la Abogacía Independiente y sabiendo que el propio concepto de independencia está sobrevalorado, las y los abogados que nos identificamos con una práctica letrada independiente conocemos perfectamente sus implicaciones, sus problemas y sus satisfacciones.

Independencia y no individualismo, que quisiéramos ejercer sabiendo que nuestros intereses están representados apropiadamente, o al menos proporcionalmente a las cuotas que pagamos; así como a  las contribuciones que realizamos a nuestras mutuas.

Es decir, que aunque seamos profesionales independientes, además de respetar los valores de la igualdad y la libertad al interactuar con nuestros colegas, es la fraternidad, el mutualismo o la solidaridad, el valor que realmente nos hace sentirnos seguros.

Y por ello sabemos que tener una representación adecuada es imprescindible.

Imagen de una de las últimas sesiones del Primer Congreso de la Abogacía Independiente, que tuvo lugar hace un año en Córdoba y al que se refiere León Fernando del Canto en esta columna. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA INDEPENDENCIA DE LA ABOGACÍA?

En mi anterior columna titulada ¿Existe aún la abogacía independiente? traté este tema con más profundidad y quisiera destacar algunas ideas para quienes se incorporan ahora.

La independencia en la Abogacía es clave al ser la nuestra una profesión intelectual, basada en el estudio de normas, principios y precedentes; en la argumentación jurídica en base a los mismos y en la narrativa selectiva de los hechos.

Son esas actividades las que requieren independencia de juicio, criterio y actuación. Esencial para abogar, defender o representar el interés o los derechos de otra persona.

Cualquier presión o influencia externa, ya sea de carácter político, comercial o financiero, restará poder a nuestros argumentos y capacidad de defensa.

La cuestión sigue siendo, como además de esa independencia intelectual letrada, la profesión requiere ser ejercida de forma independiente. Y sobre todo que significa ejercer la profesión de forma independiente.

Desde mi punto de vista, la independencia y el ejercicio colectivo de la abogacía no son contradictorios, siempre que en el ejercicio colectivo la independencia sea un valor fundamental.

La independencia nos la otorga la ausencia de mediatización en nuestras actuaciones frente al poder financiero, político, o la propia tiranía de las reglas del mercado. Es decir, nuestra actuación como contrapoder. De ahí la importancia de un posicionamiento colectivo.

EL I CONGRESO DE LA ABOGACÍA INDEPENDIENTE: UN COMIENZO

Es importante destacar que el Congreso debatió varias propuestas fundamentales para cimentar la abogacía independiente; entre las que se encontraba la muy necesaria «Ley del Mercado de los Servicios Jurídicos”.

No voy a entrar aquí en la evolución de las diferentes propuestas, y como se han seguido trabajando por cada una de las comisiones. Para ello me remito a la Red de Abogadas y Abogados Independientes.

Para mí, lo realmente importante es que desde un punto de vista estratégico el Congreso posicionó el término Abogacía Independiente en la casilla de salida.

Quizás esta sea su mayor aportación a la Abogacía española. Algo que no nos corresponde juzgar por el momento.

Lo que sí está claro es que las ponencias y mesas de debate durante el Congreso pusieron de manifiesto la absoluta indefensión y la mucha precariedad de la abogacía independiente española, incluyendo muy especialmente todo lo relativo al ejercicio del derecho de defensa.

Pero también evidenció la esperanza y las ganas de trabajar de cientos de abogados y abogadas, a quienes les va la vida en esta profesión.

Dicho Congreso ha representado un antes y un después en el tratamiento y la consideración debida a la Abogacía Independiente.

¿QUÉ NOS QUEDA POR HACER Y QUÉ PODEMOS HACER?

Cada una de nosotras y nosotros adquirimos diversos compromisos tras el Congreso que hemos seguido realizando. El COVID-19 ha obligado a ralentizar el ritmo, pero se sigue trabajando.

En mi caso particular, he tratado cada semana de ir explorando y reflexionando sobre los asuntos que dicho congreso abrió, y muchos de los cuales quedan aún sin resolver.

En estas reflexiones semanales en Confilegal me he encontrado con el decano del ICAM Jose María Alonso al que le pedí mayor transparencia, inclusión y participación.

En cuanto a la transparencia, Alonso me ha hecho llegar el tomo de las políticas y procedimientos del ICAM, que me parecen un buen comienzo y que espero poder revisar en profundidad en los próximos meses.

Soy muy consciente de que la transparencia es directamente proporcional a la capacidad que pueda tener el departamento de auditoría interna y cumplimiento para realizar su labor de forma independiente.

Dicha transparencia, que está por ver, deberá reflejarse en el informe de auditoría interna en la memoria anual del ICAM.

En cuanto a la inclusión y participación, no ha habido novedades; y queda pendiente todavía saber si ha resuelto el asunto del voto electrónico para este mes de Diciembre como me prometió el decano. Por el momento no tengo más noticias.

Igualmente relevante ha sido el reciente encuentro con Antonio Garrigues; a quien dirigí una carta abierta como presidente de la Comisión encargada del borrador de Anteproyecto de Ley Orgánica del Derecho de Defensa (LODD) para mostrar mi desacuerdo con la falta de participación, inclusión y transparencia que dicha comisión, y el ministro de Justicia, está demostrando hacía la Abogacía Independiente.

A tenor de la correspondencia intercambiada con el señor Garrigues, lo único que podemos esperar es que pueda presentar, si es posible, nuestras preguntas ante la Comisión.

Obviamente es un tema sobre el que volveremos en esta columna en las próximas semanas.

Nos sigue quedando mucho hasta que la Abogacía Independiente alcance una representación apropiada, pero al menos ahora sabemos que aunque somos independientes, no nos encontramos solos. Y de lo que estoy seguro es que hay muchas compañeras y compañeros trabajando en esto.

“Pero la sociedad, en la humanidad, de ningún modo se ha creado sobre el amor ni tampoco sobre la simpatía. Se ha creado sobre la conciencia -aunque sea instintiva- de la solidaridad humana y de la dependencia recíproca de hombres y mujeres. Se ha creado sobre el reconocimiento inconsciente semiconsciente de la fuerza que la práctica común de dependencia estrecha de la felicidad de cada individuo de la felicidad de todos, y sobre los sentimientos de justicia o de equidad, que obligan al individuo a considerar los derechos de cada uno de los otros como iguales a sus propios derechos.”

Piotr Kropotkin. Introducción a “El Apoyo Mutuo. Un factor de la evolución” (1902).

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