Cristina Seguí: ‘El techo de cristal se le pone a las mujeres que no comulgan con los dogmas de la izquierda’
Según explica, este libro es "una llamada a la responsabilidad de todas las mujeres que han entregado su representación a una izquierda que canta 'el violador eres tú' y acosa a los jueces del caso 'la manada', mientras se opone a la prisión permanente revisable para cientos de violadores".

Cristina Seguí: ‘El techo de cristal se le pone a las mujeres que no comulgan con los dogmas de la izquierda’

La escritora conversa con Confilegal sobre su nuevo libro, 'La mafia feminista' (Editorial Homo Legens), y analiza numerosos temas de actualidad
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17/9/2021 06:49
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Actualizado: 17/9/2021 06:49
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Cristina Seguí, publicista y escritora, exdirigente de VOX y colaboradora en medios de comunicación, ha publicado un nuevo libro, titulado ‘La mafia feminista’ (Editorial Homo Legens), en el que combate el movimiento feminista.

La autora ha conversado con Confilegal sobre su nueva obra, de la que firmará ejemplares el próximo 22 de septiembre en la Feria del Libro de Madrid, en la caseta 289 de Viejos Tercios, de 13.00 a 15.00, y por la tarde en la sede de la editorial. De 18.00 a 19.30, en la calle Nicasio Gallego, número 9 de Madrid.

Según señala, en ‘La mafia feminista’ «desmonta la criminalización del hombre por el hecho de serlo» y pone el foco sobre «los motivos que de verdad se esconden detrás del feminismo actual».

Cristina Seguí denuncia que el feminismo «un día hurtó la lucha de otros por los derechos de la mujer para legalizar y reglamentar una maquinaria de extorsión judicial, de cancelación ideológica y de malversación, que arrasa los derechos humanos de los ciudadanos y que ni siquiera los partidos de la oposición se atreven a denunciar».

Manifiesta que este libro es «una llamada a la responsabilidad de todas las mujeres que han entregado su representación a una izquierda que canta ‘el violador eres tú’ y acosa a los jueces del caso ‘la manada’, mientras se opone a la prisión permanente revisable para cientos de violadores».

«Una izquierda reencarnada en un movimiento que exigió en las calles la derogación de la doctrina Parot, que sacó de la cárcel a violadores de mujeres como ‘el violador del estilete’, ‘el violador del portal’ y ‘el violador del ascensor’, gracias al voto decisivo del catedrático español designado para la tarea por José Luis Rodríguez Zapatero», explica.

Cristina Seguí también analiza en la entrevista numerosos temas de actualidad, y denuncia la teoría de la cancelación, que ella misma sufre. «El techo de cristal se le pone a las mujeres que no comulgan con los dogmas de la izquierda», afirma.

Además, asegura que «las feministas son la coartada perfecta de islamistas y batasunos».

‘La mafia feminista’ es el segundo libro de Cristina Seguí. En 2019 publicó ‘Manual para defenderte de una feminazi’, número 1 en Kindle y Amazon en la categoría de “ensayos”, “relaciones internacionales y globalización”, y “estudios de género” durante semanas.

En la actualidad, dirige la sección ‘Contra la tiranía feminista’ en ‘Estado de Alarma TV’ y es articulista en el medio ‘De Derechas’.

¿Qué persigue con este libro?

Combatir el movimiento feminista que un día hurtó la lucha de otros por los derechos de la mujer para legalizar y reglamentar una maquinaria de extorsión judicial, de cancelación ideológica y de malversación, que arrasa los derechos humanos de los ciudadanos y que ni siquiera los partidos de la oposición se atreven a denunciar.

En él desmonto de forma irrefutable la criminalización del hombre por el hecho de serlo y pongo el foco sobre los motivos que de verdad se esconden detrás del feminismo actual.

Es una llamada a la responsabilidad de todas las mujeres que han entregado su representación a una izquierda que canta «el violador eres tú» y acosa a los jueces del caso la manada, mientras se opone a la prisión permanente revisable para sacar a violadores de las cárceles.

Una izquierda reencarnada en un movimiento que exigió en las calles la derogación de la doctrina Parot, que sacó de la cárcel a violadores de mujeres como «el violador del estilete», «el violador del portal» y «el violador del ascensor», gracias al voto decisivo del catedrático español designado para la tarea por Zapatero.

Las feministas y en especial la directora del Instituto de la mujer, Beatriz Gimeno, dicen que hay que sacar a los criminales de las cárceles, entre ellos los violadores. La izquierda hizo manifestaciones en su día por la derogación de la doctrina Parot.

Hasta el momento, cuatro de los violadores excarcelados con la derogación de la Parot han reincidido. Los tres que ha citado y Antonio García. El criminólogo y guardia civil José Luis Cervero, ya fallecido, manifestó a Confilegal que los autores de delitos comunes con el tiempo pueden llegar a rehabilitarse, pero que los asesinos y violadores en serie nunca. ¿Usted aboga por mantener la prisión permanente revisable?

Yo, por mí, la cadena perpetua. Los únicos que quieren aligerar las penas de violadores y asesinos de mujeres son los feministos y feministas.

Ha citado a las feministas de izquierdas, las de derechas afirman que son «las auténticas feministas»…

Las Cucas Gamarras del PP, que se van a una manifestación para seguir pidiéndole permiso a la izquierda para existir aunque les escupan y dicen que son las auténticas feministas.

El PP ha tragado absolutamente todos los dogmas, todas las consignas de estas marxistas y acuden al 8-M. Habla de violencia de género, de lograr la igualdad entre el hombre y la mujer…

Hay quienes también diferencian entre feminismo y «feminismo radical». Usted combate el feminismo en general, ¿no es así?

Sí. De entrada, es un chantaje el tener que articularte en la sociedad o en tu carrera profesional como feminista para ser viable. Nunca he necesitado ser feminista para nada y trabajo desde los 17 años.

Tengo muy claro que el liberalismo protege la libertad individual, la igualdad de todos ante la ley y es la única igualdad que quiero.

Cuca Gamarra afirma que ser feminista «parece un deporte de riesgo» y que el machismo está «en todos los sectores». ¿Usted qué dice del ‘techo de cristal’? 

Lo primero, que no existe. Es una falacia ideológica. Lo único que mueve a Gamarra a decir esto es la cobardía y ser aceptada por los medios de izquierda. Saben perfectamente que hemos alcanzado la plena igualdad, que si en este momento hay desigualdad es la que los hombres sufren en todos los planos: en el profesional, social, hombres que pierden a sus hijos, que están años sin ver a sus hijos porque las mujeres utilizan las denuncias falsas para separarlos, para que pierdan el arraigo…

Cuando la izquierda y la derecha atemorizada hablan de brecha salarial son incapaces de decir qué empresa concreta por razón de sexo. En su discurso no existe la mujer empresaria, cuando aproximadamente la mitad del empresariado y de los autónomos de este país que tienen al cargo a otros empleados son mujeres.

Vivimos en un contexto político y social y sobre todo mediático, que es el gran culpable de mantener esta falacias, que te está hablando de un techo de cristal y que ha llegado a construir casos falsos de acoso sexual a mujeres.

¿A qué casos se refiere?

A uno muy escandaloso que ocurrió en 2019, cuando ‘Espejo Público’ construyó un reportaje en el que una reportera era aparentemente acosada por hombres en cuanto salió a la calle. Lo cuento en un capítulo del libro.

Esta chica de repente empezó a ser increpada por hombres de forma histriónica y vulgar. Se veía a la legua que era un montaje total. A la semana de ese reportaje se descubrió que los chicos que teóricamente acosaban a la reportera eran homosexuales a los que había pagado Atresmedia.

Si existen tantos casos de machismo y de acoso sexual a mujeres en España, ¿por qué la izquierda necesita fabricarlos? Ahora sí desayunamos casi con una agresión sexual por día de la inmigración ilegal marroquí.

Por cierto, el feminismo funciona como un elemento protector y legitimador de este maltratador que nada tiene que ver con el machismo, sino la cultura islámica y las prácticas culturales inherentes de menoscabo de la mujer.

En una campaña del Ministerio de Igualdad de 2019 y en otra de 2020 se ejemplariza que todas las virtudes del respeto del hombre hacia la mujer las encarnan los magrebíes y se refleja a maltratadores blancos, occidentales. Eso, además de ser falso, lo que quiere decir es que las feministas occidentales son ahora mismo un séquito que hace de parapeto a esta inmigración.

¿Qué opina de las feministas que para recibir a una delegación iraní se ponen el hiyab?

Se ponen el velo islámico y te lo ponen. En las pasadas elecciones autonómicas catalanas también hubo feministas de ERC, como Raquel Sans Guerra, que se define a sí misma como feminista convencida en la lucha contra el machismo, que junto a otras feministas de ERC se fue a pedir el voto a la mezquita salafista en Bals, localidad en la que en 2019 un tribunal islámico sentenció a una mujer a cadena de muerte 10 años antes por quedarse embarazada.

Hay un concepto muy interesante que conocen los militares que es el de la ‘taqiyya’, esa coartada social que utilizan los islamistas para pasar desapercibidos en una sociedad occidental hasta que pueden cometer un atentado. Las feministas se han convertido en eso.

La ‘taqiyya’ es la coartada de terroristas islamistas que han conseguido instalar en España los crímenes de honor contra mujeres y ahora ellas pasan desviando la atención de la opinión pública al camuflarlo como crímenes machistas.

Ponga algún ejemplo.

El del melillero. Fue absolutamente indecente ver cómo Cristina Fallarás decía en Mediaset: «No es un monstruo, es un hombre». Pues no, es un islamista, un árabe que ha llegado a asentar aquí la violencia islamista contra las mujeres gracias a mujeres como Fallarás y otras feministas mediáticas y políticas, feministas demandando el califato islámico, el empotrador islámico y vistiéndolo de algo que no es.

Esto demuestra cómo utilizan el feminismo para acabar con las estructuras occidentales, con nuestros valores, la familia y con todo lo que nos ata de alguna manera o nos da un sentido de trascendencia como seres humanos libres.

En la misma mesa de Fallarás se sentaba Luis Renduelles, que aceptaba ese dogma que a él mismo le convertía en maltratador por el hecho de ser hombre, cuando en realidad se trataba de crímenes de honor, una modalidad de terrorismo islamista específico ejercido sobre la mujer.

Por cierto, hace unos días publicó en Twitter que «el acuerdo para implementar la educación islámica en Palma se ha producido entre el Gobierno y el presidente de la Comisión Islámica, Aiman Abdlbi, detenido en marzo por presunta vinculación a red yihadista». ¿Podría detallar este tema?

Esto no lo ha informado ningún medio. Los tres colegios en los que se va a empezar a impartir el islam vienen de un pacto a nivel nacional del propio Gobierno con la Comisión Islámica española, cuyo actual presidente está investigado por la Audiencia Nacional por presunta vinculación y financiación a células yihadistas de Al Qaeda. Es presidente de la Comisión Islámica desde marzo de 2020, momento en el que murió el anterior, que también estaba siendo investigado. Y el actual tesorero está en la cárcel en prisión provisional sin fianza.

Nos estamos enfrentando a algo que se está perpetrando en el nombre del feminismo y del freno a la islamofobia. La feminista occidental es la encargada de lograr esto. Eso, por un lado, como proyecto ideológico.

Como proyecto social, la feminista que ha hecho de su condición de feminista su vida a todos los niveles es un tipo de mujer que tiene conflictos claros afectivos sexuales.

Explíquese.

Esto lo vemos en muchísimas feministas mediáticas, como, por ejemplo, Elisa Beni o Marta Flich. Son mujeres que han tenido relaciones con hombres, que ellas mismas han contado que se basaban en relaciones no demasiado sanas, bastante tóxicas.

Estas mujeres proyectan su inseguridad, su frustración personal y sus conflictos en la sociedad. Necesitan que la sociedad tenga esos conflictos para ser mujeres viables. De otra manera serían mujeres que no podrían ser aceptadas en una sociedad sana.

Son mujeres que realmente necesitan que el resto sufran sus propias patologías para no sentir que tienen algún problema. La feminista convierte su patología, su inseguridad, su frustración personal en un modo de vida. Esto es muy atractivo porque no requiere que hagas el esfuerzo de ponerte bien, de estar sana, y al mismo tiempo ganas muchísimo dinero.

¿Ve necesario que haya un Ministerio de Igualdad?

En primer lugar, es un Ministerio de Igualdad presidido por la única explotadora laboral de mujeres que ha conocido Irene Montero: ella misma.

Segundo, el Ministerio de Igualdad está presidido por la ‘groupie’ y la cuota carnal de Iglesias. Además, es una mujer que ha amparado a un hombre que ha guardo material erótico de una asesora en una mesita de noche durante mucho tiempo y es una mujer que ha sido la coartada de todos los abusadores de niños en Baleares y en la Comunidad Valenciana. No es una feminista.

Y su Ministerio es el mayor órgano de malversación de los presupuestos generales del Estado y de los fondos europeos.

En el libro dedica varios capítulos a los casos de abusos sexuales y prostitución en los centros tutelados de Baleares y de la Comunidad Valenciana, y destaca que Montero «frenó con su voto en el Congreso una comisión de investigación sobre abusos a los menores de Baleares, a los que habría que sumar tres vetos más a sendas comisiones de investigación pedidas en Baleares y dos contra las peticiones de auditoría del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS)».

Así es. Además, al IMAS, como premio por haber escondido la corrupción de menores, le han aumentado el presupuesto.

La ministra de Igualdad lo único que ha hecho con diligencia, además de perseguir a la empresa privada y a los jueces, ha sido ocultar esto y eso se llama encubrimiento institucional. Y ha habido un encubrimiento mediático, que ante el descrédito y la caída de ingresos publicitarios de las cadenas, solamente subsisten con la venia del poder político y la publicidad institucional.

Otro caso paradigmático de la impunidad de las feministas es el protagonizado por Mónica Oltra, que cuanto conoció que su marido tenía un proceso judicial abierto por abuso sexual a una menor, encargó un informe «parajudicial» -así se cita en la sentencia literalmente-, para ocultarlo valiéndose del presupuesto público, prevaricando, porque tú no puedes encargar un informe por la vía administrativa cuando hay un proceso judicial abierto.

Y hay malversación, hay un pago de dinero a un instituto psicológico que trabaja con la Consejería de Igualdad para menoscabar a la víctima. Ahí lo de ‘hermana yo sí te creo’ desapareció.

Oltra atenta contra sus propias leyes feministas, contra la ley de protección a la víctima de abuso sexual de la Comunidad Valenciana y contra las leyes europeas de las víctimas de abuso sexual porque incluye los datos privados de la víctima en ese informe y a su marido lo cita literalmente como persona afectada.

Esto es el feminismo. Esto no se puede hacer hoy en día si no tienes la patente de corso, la carta de impunidad feminista.

Mónica Oltra debería haber sido apartada de su carrera política y juzgada. Y lo va a ser.

Usted se ha querellado contra ella y otras ocho personas. El TSJ de la Comunidad Valenciana confirmó el pasado junio el auto en el que desestimó la querella y ratificó que se acuda a un juzgado de instrucción para los no aforados. ¿Cómo se encuentra este tema?

Está en el Juzgado de instrucción junto a la acusación particular y estamos esperando a que el juez inicie la investigación a estos ocho no aforados.

Antes ha denunciado que se está «linchando» a jueces por sus resoluciones. ¿Por ejemplo?

A Ricardo González, el juez que emitió el voto particular discrepante en el caso de ‘la manada’. Fue tratado como un enfermo mental por Susanna Griso, Fernando Catalá, Mariano Rajoy… Sin embargo, la actual fiscal general del Estado no es tratada como una enferma por proteger a los jueces y a los fiscales que se prostituyeron con menores en Colombia. Ni tampoco es tratada como una enferma mental por llamar a un fiscal italiano para intentar que una secuestradora parental como Juana Rivas no entrara en la cárcel.

España tiene más de 70 juzgados de excepción para juzgar solo hombres, algo que está absolutamente prohibido en nuestra Constitución.

También se ha tratado como un enfermo, revanchista y vengativo al padre de Diana Quer por pedir la prisión permanente revisable. Diana Quer, por cierto, junto a los más paradigmáticos casos de mujeres asesinadas, como Laura Luelmo, entre otras, fueron asesinadas por hombres que no eran sus parejas, por lo tanto no eran mujeres víctimas de una ley de violencia de género, porque esta solamente se circunscribe a parejas o exparejas.

En el libro también trata el caso Juana Rivas…

Sí. En un capítulo sobre secuestradoras admiradas por las políticas feministas.

El de Rivas no es un caso excepcional. Según el Centro Nacional de Desaparecidos, que depende del Ministerio del Interior, hay 320 niños secuestrados al año, de los cuales del 73 al 92% son secuestrados por las progenitoras.

La ministra de Igualdad defendió en mayo la necesidad de una «justicia feminista» para Rivas, y dijo que están «a tiempo» de conseguirlo, que trabajarán «para que así sea». «Las mujeres que defienden sus derechos y los de sus hijos e hijas frente a la violencia machista necesitan saber que estamos con ellas», señaló, pero lo cierto es que la justicia italiana archivó las 8 denuncias que Rivas presentó contra su expareja por maltrato…

Es irrelevante que se pronuncie la justicia cuando gracias al feminismo a los hombres se les juzga y se les sentencia en los platós de televisión. Ya me gustaría un 1% de esa beligerancia con los magrebíes que un día y otro también agreden y violan a mujeres en España.

Los padres acusados de maltrato ya no podrán visitar a sus hijos menores a raíz de la entrada en vigor el 3 de septiembre de la Ley 8/2021, que lo establece en su artículo 94. ¿Cómo valora esto?

Es un ejemplo de cómo el feminismo es el órgano político juzgador por excelencia y cómo estas mujeres que están consiguiendo enmudecer de miedo a los jueces, que tienen que pasar por determinados cursos de violencia de género para ascender en la carrera judicial.

La brecha no parece que sea entre hombre y mujer, sino entre mujer feminista y no feminista, y el juez que sustuye el Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal por las órdenes de Irene Montero y de Victoria Rosell.

VOX también denuncia que ese artículo es «una gravísima violación del derecho a la presunción de inocencia que servirá como arma para arrebatar a los hijos» y ha anunciado que lo va a recurrir.

A ver cuánto tiempo tarda en pronunciarse la Justicia. Si los 451 millones de euros -el presupuesto del Ministerio de Igualdad para 2021- estuvieran volcados en la judicatura y en la justicia nacional, otro gallo cantaría.

¿Qué le parece que para acceder a cualquier especialidad los jueces y magistrados tengan ahora que acreditar formación en perspectiva de género?

Quieren políticos en los juzgados.

Podemos impulsará una reforma para cambiar el acceso a la carrera judicial, similar a un MIR judicial. ¿Qué dice de esto?

Quieren acabar con el acceso por oposición a la carrera judicial. La izquierda necesita políticos y de hecho ya los tiene en gran medida. Hay personas que están machacadas por las leyes feministas, no solamente hombres, abuelas, segundas parejas, hermanas… Esto a nivel social y judicial no se sostiene más.

Se pretende la inversión de la carga de la prueba y la culpabilidad por defecto si no se demuestra lo contrario, porque el feminismo es para sus militantes y el Estado socialista el órgano político juzgador de la población, al margen de los jueces. Al menos, hasta que la judicatura esté completamente tomada mediante el proceso para moldear a los jueces en perspectiva de género.

El anuncio de ese MIR judicial lo ha hecho una condenada a un año y siete meses de cárcel por un delito de atentado a la autoridad, Isabel Serra. La sentencia fue confirmada en julio por el Supremo…

Igual que Irene Montero es una explotadora laboral, Isa Serra es una maltratadora de mujeres. La víctima fue una mujer policía municipal.

Hablando de Unidas Podemos, en ‘La mafia feminista’ señala que es el único partido con nombre femenino y que «corporativiza los homenajes a las mujeres maltratadas en las puertas de los ayuntamientos y parlamentos» y a la vez «recurre a una falsa acusación de acoso sexual para acabar con la vida de un hombre», del abogado José María Calvente.

Y no solamente de Calvente, también de Pablo Soto, concejal de Mas Madrid que va en una silla de ruedas y que supuestamente a pesar de tener un alto grado de dependencia fue capaz de acosar sexualmente a una mujer en el baño. Sin embargo, Pablo Iglesias puede quitarle el móvil a una exnovia para conservar el material erótico y guardarlo en la mesilla de noche de Galapagar, lo cual ya dice mucho de la falta de vergüenza de esta gente.

¿Y qué dice en defensa de las mujeres maltratadas?

Las mujeres maltratadas son robadas por las feministas que usan sus recursos para pagar los sueldos de redes clientelares ideológicas y políticas.

Además, de forma frecuente estas mujeres ven cómo la administración les quita a sus hijos para llevarlos a un centro tutelado de los de Oltra cuando estas piden ayuda al Estado. Es un negocio para el tercer sector, en el que los afines a la izquierda se enriquecen gracias a estos niños, por los que cobran de 3.000 a 12.000 euros al mes.

¿Por qué en lugar de que el Estado se lleve esas cantidades no le da a los padres 600 u 800 para ayudarles con sus cuidados?

También reinvindica que se destine más dinero a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para luchar contra la violencia intrafamiliar sin intermediarios…

Sí, en vez de que se gasten 20.000 millones para las feministas. Si el Estado estuviera tan preocupado por las mujeres, los volcaría precisamente en la Justicia y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, todo lo demás es malversación.

Por un lado, los juicios no se eternizarían años, el niño no sufriría el desarraigo al que después alude un juez para separarle definitivamente de su padre. Esto ya se ha convertido en una estrategia de los abogados para conseguir apartar a este hombre ‘sine die’ de la vida de sus hijos.

Por otro lado, los policías, los que están en la calle, no los mandos políticos, denuncian que cuando hay una mujer maltratada no tienen medios. No tienen un patrullero para que esté escoltada las 24 horas del día. ¿Por qué no se dedican, por ejemplo, los 500.000 euros que costó el teléfono para perseguir a empresarios por publicidad sexista en dotar de estos medios a la Policía Nacional?

En lo que sí invierte Montero es en el temario para los nuevos policías que ascienden en su carrera también tengan que saber lo que es el patriarcado, la brecha salarial, etc.

El Gobierno también quiere favorecer ‘el descubrimiento de la sexualidad’ en niños de 0 a 6 años. ¿Qué le parece?

Entre lo que más me indigna está la pretensión oficial de instaurar el descubrimiento de la sexualidad en las aulas antes de los 6 años y la idea de un enfoque socioemocional a la enseñanza de Matemáticas.

Skolae fue un proyecto educativo que se implementó en Navarra por parte de los batasunos y de María Chivite que enseñaba a los niños de 0 a 6 años qué era la penetración anal y los juegos eróticos sexuales, y ha sido el programa piloto del nuevo programa educativo que pretende impartir Isabel Celaá, y que sin ninguna duda se habría tachado de programa pederasta si lo hubiera puesto en marcha la derecha.

Defiendo el derecho de los padres a educar a sus hijos y me niego a aceptar las imposiciones sórdidas y soviéticas de Pedro Sánchez y sus socios.

Uno quizás puede pensar cuando escucha una frase como esta que el que la pronuncia puede ser algo conspiranoico hasta que se encuentra poniendo la lavadora a las 12 de la noche y los fines de semana o cuando se encuentra con que su presidente autonómico puede meter a 95 ilegales por el puerto de Valencia, pero tú no puedes ir a ver a tus padres a Albacete. Esto suena bastante soviético.

La diputada de VOX Carla Toscano afirma que «a la izquierda no le importan los menores», que «solamente quiere tomar a los niños como objeto de ingeniera social, construir una nueva sociedad destruyendo la naturaleza humana». ¿Está usted de acuerdo?

A juzgar por el trato de la izquierda a los menores yo diría que la izquierda y lo dijo Isabel Celaá piensa que los hijos son suyos, que los hijos no son de sus padres.

Yo defiendo a fondo el derecho de los padres a educar a sus hijos y me niego a aceptar las imposiciones soviéticas de Pedro Sánchez y sus socios.

La señora Celaá y su Gobierno violan tratados bilaterales internacionales con Marruecos suscritos en los 90 para devolver a los menores de Marruecos a su país de origen. Sin embargo, deciden pasar por caja y arrebatarlos a sus padres y no devolverlos como es su obligación.

Para ellos, los niños son una mercancía, una cobaya que, además, en los casos de las familias menos pudientes están más desprotegidos. Son más fácilmente silenciables y están desamparados. El gran ejemplo otra vez vuelve a ser el de las niñas de Baleares. Se aprovechan de la pobreza, de la debilidad y de la situación de exclusión de las personas y de los niños en este caso para hacer ensayos de laboratorio absolutamente menguelianos.

Usted denuncia que hay una doble vara de medir respecto a las agresiones a mujeres porque cuando estas son a manos de inmigrantes las del ‘hemana yo te te creo’ guardan silencio, por ejemplo con el caso de una chica a la que una cuadrilla de marroquíes le ha arrancado los dientes durante un atraco en plena Puerta del Sol.

Y no solamente guardan silencio, sino que creen que es justicia social. La mujer y el hombre que la acompañaban, que también sufrió una agresión son miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, adscritos a Casa Real.

Las mujeres policías, funcionarias de prisiones y las guardias civiles tienen prohibido acudir a la convocatoria del 8-M por parte de la principal coordinadora, que dice que colaboran con el patriarcado y el capitalismo. Así que seguramente para ellos esto es un caso de justicia poética.

Hablemos del ‘caso Malasaña’. La Justicia ha abierto una investigación contra la falsa víctima por simulación de delito.

Habría que abrir varias contra Marlaska por fabricar un informe policial falso sobre las agresiones a políticos de Ciudadanos durante el Día del Orgullo; por inventarse el serial de las balas y las navajitas; y por llamar asesinos a dos hombres en 2020 que habían perdido a sus mujeres por suicidio.

Marlaska necesitaba un caso como el de Malasaña para justificar su sectarismo y sus políticas, igual que las feministas necesitan ciertos casos de agresiones a mujeres.

El escritor James Nava ha denunciado en una entrevista en Confilegal la cultura de la cancelación, que trata de «eliminar libertad y puntos de vista contrarios al socialismo para conformar un mundo global uniforme en el que se censura abiertamente cuanto discrepa de un enfoque izquierdista». Él fundó su propia editorial, de manera que jamás pudieran silenciarlo.

¿Usted sufre la cultura de la cancelación? Hace unos meses denunció en este diario «cómo el movimiento feminista puede tumbar un libro que estaba en la imprenta de una gran editorial». Finalmente, ha visto la luz con Homo Legens.

Sí. La he sufrido con este libro con la editorial de ‘El Mundo’ y también sufrí la persecución en cada presentación del anterior.

En Zaragoza llegaron a acosar a los hoteles donde lo presentaba y hubo que cancelar el acto hasta en tres ocasiones. Aún así, el lleno fue abrumador. En Avilés no consiguieron cancelarla en un hotel gracias a la valentía del director.

Los que siempre se asustan antes ante el feminismo son las grandes empresas, las grandes corporaciones.

Cuando ya pensé que no me podía pasar nada más llegó lo que ocurrió en La Esfera de los libros. No fue solamente que un libro que me habían pedido ellos, que ya tenía portada, fuera tumbado por las feministas, se negaban a colocar este libro desde el departamento comercial, sino que me amenazaron con no devolverme los derechos del libro para poder publicarlo en otra editorial si no firmaba un contrato de rescisión con una cláusula de confidencialidad, a lo cual me negué. El tema ya está en el contencioso.

Lo que querían era básicamente eliminar el capítulo donde cuento la connivencia de los medios de comunicación con el movimiento, donde hablo de partidas específicas de publicidad institucional para condicionar las líneas editoriales y de periódicos, entre ellos ‘El Mundo’.

¿Y lo aborda en el libro publicado?

Sí. En el manuscrito, tras pasar por la censura de la editorial de ‘El Mundo’, el libro contaba con 219 páginas y sin ella ha salido con 326.

Un ejemplo del poder de la izquierda en los medios de comunicación es que desde la instauración de la ley contra la violencia de género en 2004, toda opinión individual o movimiento más o menos organizado y contrario a ella han sido sistemáticamente silenciados por los medios de comunicación.

Además, el feminismo es el movimiento más efectivo a la hora de acabar profesional y civilmente con las personas.

¿Ha sufrido la cultura de la cancelación en otros ámbitos?

Sí. A mí me han cancelado en los medios de comunicación. Hace un año y medio escribía en varios y salía en dos televisiones distintas todas las semanas.

La primera semana de marzo de 2020 se puso en contacto conmigo una productora diciéndome que me tenía que comprometer en un documento a bajar el tono de mis intervenciones, sobre todo cada vez que compartía mesa con Monedero. Dije que no iba a hacerlo y que si querían prescindir de mí que lo hicieran.

Ahora que esos medios hegemónicos están pasando el mayor descrédito que podrían sufrir con el caso de Malasaña he pensado varias veces que me alegro infinitamente de no participar de esa estafa social en la que se han convertido.

Ese caso era mentira, es una prueba de la realidad social que se vive todos los días. No se puede ser más criminal. Son mercenarios de los partidos políticos, son los que se van a una mesa de debate y te dicen «según mis fuentes», y acaban de comer o cenar con Ábalos o Marlaska o de dar fiestecitas privadas a Dolores Delgado.

¿El techo de cristal se le pone a las mujeres que no comulgan con los dogmas del feminismo o la izquierda?

Exacto. El techo de cristal lo tiene una mujer si se declara no feminista y no socialista. La brecha salarial y el techo de cristal no es el que existe entre hombres y mujeres.

Mira lo que le ha ocurrido a Lolita hace unos días. En una entrevista dijo que no era feminista, que era mujer, que no soportaba las injusticias a los hombres y a las mujeres y ha tenido que irse de Twitter.

‘Onda Cero’ publicó un titular que decía: Lolita genera polémica. Hoy en día decir que no eres feminista es polémico. Es el señalamiento más evidente. Son nuevas estrategias nazis desde el dibujito en la puerta.

Cambiando de asunto, en su obra también pone el foco en que «la izquierda política española siempre ha resuelto sus presuntos casos de agresiones sexuales internamente, sin acudir a la Justicia, sin pruebas y en algunos casos, incluso sin las víctimas».

Sí. Hecho absolutamente insólito, impensable sin la carta de impunidad feminista para «luchar contra el patriarcado».

Una salvajada judicial, ilegal, aplicada en el seno de sus propios partidos y extrapolada y materializada en el seno de la sociedad con las leyes feministas, cuya única utilidad comprobada es la aniquilación, al discriminar por razón de sexo, de los derechos fundamentales consagrados en el artículo 14 de la Constitución suplantando el poder judicial por políticas como Irene Montero, Carmen Calvo o Victoria Rosell.

¿Firmará en la Feria del Libro de Madrid?

Sí. Estoy muy ilusionada. Estaré firmando ejemplares de ‘La mafia feminista’ el próximo 22 de septiembre, en la caseta 289 de Viejos Tercios, de 13.00 a 15.00. Agradezco a esta librería su valentía y gentileza. «Fieles al espíritu de 1212. No parar hasta conquistar».

Ese mismo día, por la tarde, también firmaré en la sede de Homo Legens. Y por supuesto, cualquier persona que quiera que presente el libro que se ponga en contacto conmigo.

El cartel de la firma en la Feria del Libro, en la caseta de Viejos Tercios.

Dedica el libro a su padre por enseñarle a perseguir la libertad y a rechazar el aborregamiento igualitario…

Un ejemplo de cómo nuestros padres nos han enseñado a nosotras y a nuestros hermanos a tener un pensamiento crítico y nos han ayudado. Nosotras ya no hemos tenido que salir de la cueva, pero nuestras abuelas y bisabuelas salieron de ella gracias al hombre, gracias a sus padres y gracias al capitalismo, que es el otro gran elemento emancipador.

También lo dedica a su hijo, que siempre será su horizonte y su motivo de lucha contra «la injusticia feminista» que combate «para que nunca le alcance». Y «a los hombres maltratados por el feminismo y familias abandonadas por el Estado»…

Tengo un hijo de 9 años y no quiero que sea alcanzado con algo por lo que a buen seguro pueda dar con sus huesos en una celda como mínimo un par de noches. Y porque el primer compromiso vital de todas las mujeres no es el movimiento totalitario de unas desconocidas fanáticas, que además delinquen utilizando a las víctimas, sino proteger a tu prole.

Los padres tenemos ante nosotros un futuro inmediato en el que nuestros hijos se están jugando su derecho a ser libres.

Estoy convencida de que este movimiento va a ser destruido. Y que cuando esto le toque a la gente que ha sido cobarde va a reconvertir a mucho paniaguado de los que están sabiendo nadar en todos los líquidos. Y por lo menos podré decir que he sido de las primeras.

He sido cancelada, pero existe un mundo enriquecedor más allá de la cúspide mediática y de la cúspide política y es la satisfacción de hacer lo que es decente. Y lo que, además, cree y piensa y defiende la mayoría de la sociedad.

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