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Las turbulencias no se acabarán tras la Asamblea de la Mutualidad de la Abogacía

Las turbulencias no se acabarán tras la Asamblea de la Mutualidad de la Abogacía
Plano general de la Asamblea de la Mutualidad de la Abogacía que tuvo lugar en el salón de actos del edificio de Mutua Madrileña. Foto: Twitter.
18/6/2023 06:30
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Actualizado: 25/7/2023 11:22
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La primera pregunta que le hice al presidente de la Mutualidad de la Abogacía, Enrique Sanz Fernández-Lomana, en la entrevista que publicamos el pasado 2 de junio fue la transmisión de lo que muchos mutualistas me habían comunicado: que cuando suscribieron sus contratos con la Mutualidad se les dijo que cuando se jubilaran iban a cobrar entre 1.000 y 1.200 euros mensuales.

No los 350, 450 o 590 euros mensuales que a muchos de ellos les va a quedar, todos ellos «baby boomers», cuando próximamente pasen al retiro. Pensiones que no consideran dignas.

Sanz Fernández-Lomana contestó que nunca hubo garantía alguna de que se fuera a cobrar ninguna cantidad en esa banda en el momento de la jubilación.

Que cada uno cobraría según lo aportado individualmente a lo largo de su vida profesional.

Fue la consecuencia de la transformación, a partir de 2005, del sistema de capitalización colectiva, insostenible por la prolongación de la vida –entre otras razones– a otro individual.

Lo que los cientos de abogados, llegados de toda España, reclamaron ayer ante el edificio de la Mutua Madrileña Automovilística, en cuyo salón de actos tuvo lugar la Asamblea General, fue precisamente eso: «pensiones dignas».

En la franja económica de lo que le planteé a Sanz Fernández-Lomana.

No menos.

Muchos de los manifestantes decían sentirse engañados por la Mutualidad, en línea con lo planteado por el llamado Movimiento #J2 (Jodidos) –cuyos líderes permanecen en el anonimato– en su manifiesto.

El #J2 acusa a esta institución, que contó con la connivencia de los colegios -dice-, de haber engañado a los abogados mutualistas con la promesa de que pagando menos que en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), «quedarían pensiones similares, cuando no superiores, a las del sistema público».

En su punto de mira están, por lo tanto, la Mutualidad de la Abogacía, los 83 colegios de abogados y el Consejo General de la Abogacía Española. El «establishment».

En contraposición a la abogacía «de a pie», a la que pretenden liderar, muy castigada por las huelgas de los letrados judiciales, primero, y de los funcionarios de Justicia, que juntas han conseguido sumar cuatro meses de paralización de los seis primeros de este año.

La realidad, dice #J2, son pensiones irrisorias y estimaciones para dentro de 20 años de 600 euros que, además, no se actualizan con el IPC.

Contemplando el resultado del ejercicio 2022 después de impuestos –34 millones de euros; 42 % más que en 2021–, este movimiento de «abogados airados», parafraseando la denominación de aquel grupo de dramaturgos y novelistas británicos de los años 50 –»the angry young men»–, considera que la Mutualidad dispone de «cash» suficiente para hacerlo realidad.

El planteamiento es un planteamiento de clase.

Porque las cosas no son tan fáciles. Esta solución, de esta manera, es casi como cuadrar el círculo. Pero ciertamente cerraría la polémica en la calle.

Dentro de la Asamblea, donde no se planteó esto de forma específica, el sentir generalizado de los presentes no estaba en la sintonía de mejorar las pensiones en esa línea.

Y de esa forma.

Cada uno de los mutualistas recibe una pensión mayor o menor en función de lo aportado personalmente.

Ni más ni menos.

«¿Cómo se puede hacer eso, pagarles 1.000 o 1.200 euros -o más- si no es en detrimento del resto? Porque el dinero es de los 210.000 mutualistas y requeriría su consentimiento», repitieron varios de los asistentes consultados por Confilegal.

Algunos de esos asistentes, hay que decirlo, estaban visiblemente enfadados ante los insultos recibidos –con escupitajos incluidos– a la entrada. Proferidos por una parte de los manifestantes, visiblemente enfadados.

PASARELA AL RETA

La segunda gran reivindicación, sobre todo de los de mediana edad, era conseguir que se les permita pasarse al RETA, cosa que ahora no es posible.

Porque pagando menos la Seguridad Social les da más.

La Asamblea asumió la posibilidad de la «pasarela al RETA» –sobre lo que tendría que pronunciarse el legislativo, aviso– siempre que no perjudique al resto de los mutualistas y a la propia Mutua.

También la compatibilidad de la actividad profesional con la jubilación, cosa que ya se puede; y reclamar un mejor tratamiento fiscal, para que la rentabilidad de las aportaciones que se obtiene tribute como renta del capital y no del trabajo.

Entre los acuerdos alcanzados en la mencionada Asamblea destacan la concesión de préstamos de 3.000 euros a interés cero para abogados que hayan tenido una merma de sus ingresos en los pasados dos trimestres, por una parte.

Por otra, la dotación de un fondo de un millón de euros para mutualistas en situación de vulnerabilidad que tengan ingresos menores de 600 euros mensuales y no tengan recursos.

Y, por último, la ampliación de la cobertura de salud mental a 360 días en hasta cuatro periodos de 90 días.

Las mayorías alcanzadas en las votaciones no fueron a lo búlgaro, pero se acercaron: entre un 86 y un 87 % (entre 280 a favor y alrededor de 30 mutualistas en contra).

En la Asamblea, además, tomaron parte las voces de Pedro Feced, de la Asociación Libre de Abogados y Abogadas, y Belén García, secretaria general del sindicato de abogados Venia, que se pronunciaron en tono crítico sobre la Mutualidad.

García reprochó la falta de democracia de la institución, y abogó por la modificación de los estatutos y el sistema de elección. Criticó, además, los gastos de representación teniendo en cuenta que los ingresos por turno de oficio «son ridículos».

También fue invitado a intervenir el representante de la asociación Defenda, que declinó el ofrecimiento al tener que volver a Jaén.

#J2 declinó intervenir.

La Mutualidad, con esto, mostró sensibilidad. ¿Suficiente? Ciertamente para los de fuera, no.

Fue una Asamblea tensa e intensa que llegó a su fin entrada la tarde con una sensación de alivio generalizada tras una jornada intensa en la que los «abogados airados» en la calle dejaron oír su voz y su sentir con toda claridad en el interior de la Asamblea.

Pero si algo quedó claro después de la Asamblea es que la paz, por ahora, no va a ser posible.

Las turbulencias continuarán en reivindicación de «pensiones dignas».

Sobre la mesa está en juego nada menos que la reputación de la Mutualidad.

Y eso es lo peligroso en estos tiempos en los que la máxima Joseph Goebbels está más presente que nunca. Sobre cómo se encare la cosa dependerá el futuro.

Esto ha sido solo la escenificación del primer acto.

Sólo eso.

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