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Presencia sigue creyéndose magistrado a pesar de las dos sentencias de expulsión dictadas por el Tribunal Supremo

Presencia sigue creyéndose magistrado a pesar de las dos sentencias de expulsión dictadas por el Tribunal Supremo
Fernando Presencia se ha postulado repetidas veces, a pesar de estar expulsado, como candidato a director de una hipotética "Agencia Antifraude y de protección a los Whistleblowers". Foto Confilegal.
30/6/2023 06:30
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Actualizado: 30/6/2023 11:13
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Fernando Presencia Crespo ha optado por negar la realidad. A pesar de que el Supremo lo echó de la carrera judicial en 2016 y 2017 con sendas sentencias que lo inhabilitaron para seguir impartiendo justicia. Por hacer justamente lo que un juez no puede hacer, lo que tiene prohibido: dictar sentencias –o autos– a sabiendas de que son injustas.

Para favorecer a una de las partes, que es lo que sucedió, por mucho que lo niegue. Dos veces.

No puede existir un acto de corrupción mayor en un juez o magistrado, en mi opinión. Y en la de muchos jueces y magistrados.

En «su delirio», porque no se puede describir de otra forma, no solo reivindica que no esta expulsado sino que, además, se ha postulado, no una, sino repetidas veces a director de una hipotética «Agencia Antifraude y de protección a los whistleblowers», bajo el eslogan de «el juez incorruptible».

La Sala de Gobierno del Tribunal Supremo le reprochó hace 13 meses que siguiera utilizando un título, el de juez, al que ya no tiene derecho.

Porque está fuera de la judicatura.

El magistrado de la causa que lo ha enviado a prisión, Joaquín Gadea Francés, juez de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional, mostraba su sorpresa de que siguiera considerándose juez en el auto en el que argumentaba su decisión de ponerlo tras las rejas.

Pero no solo Presencia Crespo, también su abogado, quien, incluso, instó la nulidad del acto señalando que el exjuez estaba, nada menos, que aforado. Porque seguía estando en activo, lo que impedía que al magistrado instructor actuar contra él, como lo ha hecho.

Y es que representado y representante han optado por vivir una realidad paralela. O dicho de otra forma, se han creído su propia mentira.

BUSCA UNA INMUNIDAD QUE NO OSTENTA NI EL JEFE DEL ESTADO

«Como afirmaba el Ministerio Público en su comparecencia, el investigado [Presencia Crespo] se cobija en la condición de magistrado para buscar una inmunidad que no ostenta ni el Jefe del Estado, y pretende eludir cualquier clase de responsabilidad cubriéndose con el manto de su condición de magistrado», dice en su auto.

Añade: «en un momento en el que se vislumbra el final de la fase previa del procedimiento, este instructor valora que existe un riesgo cierto que el investigado pueda huir ante la gravedad de los delitos a los que se enfrenta». «Debe recordarse que el investigado ostenta medios suficientes toda vez que el dinero que se recauda con Acodap engrosa su propio patrimonio y que, además, como él mismo afirmó, se le va a desahuciar en pocos días, por lo que no tendría un vínculo que le anclara en un determinado territorio».

Hace unos días entrevistaba a un compañero, Quico Alsedo, autor del libro «Algunos hombres buenos» en el que relata la historia de ocho hombres a los que sus exmujeres les habían acusado falsamente de haber abusado sexualmente de sus hijos.

En todas las mujeres se daba el mismo patrón: se fabricaban un falso relato que, después de repetirlo muchas veces, se lo creían de verdad. Como si fuera la aplicación a pequeña escala de la vieja frase acuñada por el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels: «una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad». Se convierte en «su verdad» en la mente de los que se la creen.

Un recorrido mental muy similar al que ha parecido seguir Presencia Crespo.

«El señor Presencia perdió la condición de magistrado en 2016 y con ello perdió su principal fuente de ingresos», relata el magistrado Gadea en su auto

Gadea, que ha hecho muy bien sus deberes, explica en el auto de encarcelamiento que, según el artículo 643 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, (LOPJ) solo requieren publicación en el Boletín Oficial del Estado los acuerdos de nombramiento de presidentes, magistrados y jueces.

El resto de los acuerdos son válidos una vez documentados por el secretario general del Consejo General del Poder Judicial y suscritos por quien los haya presidido (artículo 633 de la LOPJ) sin más formalidad que la comunicación a las personas y órganos que deben cumplirlos o conocerlos (artículo 635).

Traducido: no es necesario. En ninguno de los casos conocidos de inhabilitaciones, ni en el de Baltasar Garzón, ni en el de Javier Gómez de Liaño, Francisco Urquía, Elpidio Silva o cualquier otro que se cite se publicó la orden de inhabilitación como proclama Presencia Crespo.

No es obligatoria, pero él se ha creído que sí y como dice que es juez pues es lo que él dice.

El truco del Presencia Crespo es que cuenta las cosas con tanta vehemencia y convencimiento que los que le rodean terminan por creerle.

Aunque sea mentira.

«El señor Presencia perdió la condición de magistrado en 2016 y con ello perdió su principal fuente de ingresos», relata el magistrado Gadea en su auto.

«Entiende este instructor que fue precisamente esta circunstancia la que movió al investigado a idear una estructura criminal con la que obtener los fondos necesarios con los que atender a sus gastos», añade.

Es decir, se montó un chiringuito para vivir de un cuento de mentiras y de falsas conspiraciones con denuncias falsas. El magistrado explica con toda claridad los claros indicios sobre los que basa su convencimiento.

DESCUBRIÓ QUE LE ENCANTABA SER UNA ESTRELLA

Presencia Crespo tuvo tiempo suficiente, antes de que el Supremo validara la primera inhabilitación, para colegiarse como abogado y para ejercer como tal, como han hecho todos sus compañeros inhabilitados como él, hasta ahora.

A muchos de ellos les va bien o muy bien.

¿Por qué no lo hizo? Quizá no se sentía con seguridad personal o conocimientos suficientes. Ciertamente, con la brillante trayectoria que dice poseer, habría podido montar un buen bufete y haber vivido de los ingresos del ejercicio libre de la abogacía. O haber colaborado con alguna firma. El hombre que, como dice él, se inventó lo de la dación en pago, por lógica tenía que haber seguido esa senda y triunfado.

Pero prefirió la del «show business». Presencia Crespo descubrió que le encanta ser una estrella. Y que basta con decir las cosas con mucha seguridad y convencimiento para que los que le rodean le crean. En su mente ha asumido que es el mesías de la lucha contra la corrupción. Su ego, hasta ahora, se lo ha pasado como un niño de 10 años en un parque de atracciones.

Se ha inventado un relato que ha convertido en una forma constante de ingresos.

«Hay gente que dice que no debería estar en la cárcel sino en un psiquiátrico penitenciario porque presenta claros síntomas que así lo aconsejan. No seré yo quien lo diga o quien afirme que está loco o que se le ha ido la olla o que es un vividor que vive de engañar a la gente y que por eso le han acusado de estafa y de otros seis delitos más»

Ha creado una fábrica de «Fake News» que lo ha llevado donde ahora está: a la cárcel.

Porque eso es lo que se desprende de los diferentes autos del magistrado instructor: Acodap es un chiringuito de mentiras que se financia de denuncias falsas.

Hace ya tiempo que descubrí que Presencia Crespo es un mentiroso compulsivo. Por lo que a mí respecta lo tengo claro.

Hay gente que dice que no debería estar en la cárcel sino en un psiquiátrico penitenciario porque presenta claros síntomas que así lo aconsejan. No seré yo quien lo diga o quien afirme que está loco o que se le ha ido la olla o que es un vividor que vive de engañar a la gente y que por eso le han acusado de estafa y de otros seis delitos más.

Los profesionales de instituciones penitenciarias podrán ayudarlo.

Dentro de unos días la Audiencia Provincial de Toledo tiene que pronunciarse sobre el cumplimiento de los dos años y diez meses de prisión que le corresponden después de que el Supremo inadmitiera su recurso de casación.

De todo, una cosa es segura: Presencia Crespo va a tener tiempo para reflexionar sobre lo que quiere hacer con su vida en un futuro. Porque lo que tiene en el horizonte no son más que juicios y más juicios.

La ecuación no puede ser más simple.

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